domingo, 29 de julio de 2012

Le Ballet Mécanique - Fernand Léger


Ballet mecánico
Director: Fernand Léger
Guión: Fernand Léger
Productora: Synchro Ciné
Estreno: 30 de septiembre de 1924
País: Francia.

Una mujer se columpia. Una rápida sucesión de imágenes nos muestran botellas, un sombrero, un triángulo. Alternativamente vemos unos labios que sonríen y un sombrero. Engranajes. Péndulo.
La mujer columpiándose vista desde arriba. Más péndulos. Triángulo-círculo alternados.
Ojos atónitos. De entre unas imágenes indefinidas surge un rostro masculino. Triángulo-círculo.
Números 1-2-3. Botellas. Imágenes indefinidas. Péndulos. Ojo derecho e izquierdo mostrados separadamente. Péndulos. Elemento giratorio.
Imágenes urbanas: un tobogán por el que bajamos, pies de soldados desfilando, coches, atracción de feria, círculos, cuadrados. Diversas máquinas. Triángulo-círculo. Nuevas máquinas cuyos engranajes giran.
Una mujer abre y cierra los ojos. Separada en tres tandas se nos muestra hasta 24 veces la secuencia de una mujer subiendo una escalera con un bulto sobre el hombro.
«On a volé an collier de perles de 5 millions». El robo del collar se anuncia repetidamente de forma fragmentada. Una mujer gira su rostro 180°. Una figura acartonada se acerca y aleja de la cámara en movimiento pendulante.
Rostro de una mujer que pasa la mano por su cara. Círculo triángulo. Discos que giran. Gran número de cacerolas alineadas. Un círculo se acerca y aleja. Piernas de maniquí desde diversas posiciones. Péndulos. Sombrero.
Mujeres en espejos distorsionantes. La mujer gira la cabeza al lado contrario. Botellas. Una figura chaplinesca se descompone. La mujer, que antes se columpiaba, ahora huele unas flores.

El pintor francés Fernand Léger encuentra en el medio cinematográfico un terreno experimental para el desarrollo del universo futurista que le apasiona.
Léger toma prestados de la realidad diversos objetos cotidianos y nos los presenta fuera de su contexto habitual y carentes de toda identidad. Para lograr ese efecto, los objetos son constantemente repetidos en la pantalla y mezclados con rostros humanos dotados de movimientos mecanizados, además de diversas figuras geométricas.
Este auténtico aluvión de imágenes nos es mostrado a ritmo variable y algunas de ellas, por su rapidez, llegan a resultar imperceptibles al ojo humano en una proyección normal. Sólo en su pase a cámara lenta o fotograma a fotograma, logran ser captadas, lo que parece un tímido intento del realizador por mostrarnos el oculto poder de lo subliminal.
Con la insistencia de sobreimpresiones, distorsiones y repeticiones, Léger crea un efecto abstracto, en el que celebra la forma geométrica y el movimiento mecánico, en un ejercicio no exento de sentido del humor. Poco importa que su apuesta sea fundamentalmente estética, que el ordenamiento de sus imágenes resulte gratuito o que el discurso fílmico carezca de contenido. En todo caso, el placer visual basado en su encanto decorativo, el regocijo intelectual en la búsqueda minuciosa de un hipotético substrato, y sobre todo las posibilidades que la película abre en el medio cinematográfico, avalan la enorme importancia del film.
La película se estrena en Viena a finales de setiembre o a primeros de octubre de 1924; el 3 de mayo del año siguiente lo hace en Berlín; en Londres y Nueva York se efectúa simultáneamente, el 14 de marzo de 1926, convirtiéndose en un film de proyección obligada en circuitos cinematográficos especializados.
Unos problemas previos de distribución van a provocar, sin embargo, que el film no sea estrenado en París hasta finales de la primavera de 1926.














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